jueves, 24 de julio de 2008

Talento

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó.

Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Llegándose también el de los dos talentos dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Llegándose también el que había recibido un talento dijo: Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo. Mas su señor le respondió: Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.


Yo busco a ver si tengo algún talento pero no soy capaz de encontrar nada.

jueves, 10 de julio de 2008

Hasta siempre


Ayer una noticia me puso el corazón del revés. Sergio Algora fallecía de madrugada mientras dormía en su casa de Zaragoza por una deficiencia cardiaca. Cuando me mandaron un mail con un enlace a una noticia de El País únicamente y pinché en ella me quedé completamente helado.

Algora era de uno de los artistas españoles a los que más admiraba. Fue líder de El Niño Gusano, mi banda favorita de la historia del pop español. Cuando descubrí ese grupo para mí fue abrir una puerta a un mundo nuevo, a un montón de sensaciones, de emociones... Siempre decía que para mí El Niño Gusano significó lo que pudieron ser The Beatles para la gente en los 60, una revolución en mi interior.

La primera vez que tuve ocasión de entrevistarle, ya al frente de su proyecto La Costa Brava, junto a Fran Fernández, estaba súper nervioso. Si realmente he sido fan alguna vez de algo, lo he sido de El Niño Gusano. Y ese día entrevistaba a mi ídolo, por decirlo de alguna manera. Desde aquella vez le he entrevistado en innumerables ocasiones, hemos tomado cervezas juntos, hemos coincidido en festivales...

Era un muy buen tipo, con un gran corazón, aunque la vida no le regaló el mejor. Sabía mirar la vida con optimismo después de esquivar a la muerte en varias ocasiones. "Qué mas puede darte el mundo si cada minuto es una primera vez". Ese verso del tema "Dos ostras" creo que resume fielmente su filosofía.

Esta vez no pudo regatearla y la muerte le marcó el gol sin tiempo de reacción.

A mí se me va un mito y un tío bien majo.

Hasta siempre Sergio.